Distintos tipos de viajes suponen diferentes necesidades. Esta afirmación también es cierta para los viajes de empresa: en ocasiones estaremos dispuestos a afrontar unos gastos mayores con el objetivo de llegar a tiempo o ganar comodidad, mientras que otras veces primamos el ahorro frente a otros factores.
En los últimos años son muchas las empresas que han redefinido sus políticas de viaje. Esto ha supuesto recortes que restringen el uso de hoteles de máxima categoría y también la elección de clase business en los desplazamientos.
Habitualmente las empresas optan por realizar sus viajes en compañías low cost cuando los servicios que estas ofrecen les resultan suficientes. Entre los factores que se barajan están la duración del vuelo, las necesidades de facturación del viajero o los propios horarios requeridos por el trayecto.
Por supuesto, no es lo mismo afrontar un vuelo de una hora en una compañía low cost que prepararse para uno superior a tres.
Otro de los factores a tener en cuenta es quién viaja. Un trabajador que se desplace solo probablemente no requiera la misma inversión que cuando viaje acompañado de un cliente, por poner un ejemplo. Cuando el que viaja es el jefe, es posible que la compañía esté dispuesta a incurrir en más gastos (especialmente si va acompañado).
Simultáneamente, las compañías low cost han visto el amplio potencial de crecimiento que pueden encontrar en los viajes de empresa, y han centrado sus esfuerzos en captar al público profesional.
Una de las mejoras más destacables ha sido la optimización de su sistema de reservas, para facilitar y simplificar la compra de productos. EasyJet y Vueling ofrecen tarifas especiales con facturación gratuita de una pieza de equipaje o reserva de asiento básico. Además, Vueling ofrece la posibilidad de cancelar el billete en el mismo día de la emisión y proceder a su reembolso, mientras que easyJet permite que sus pasajeros cambien sus vuelos por uno anterior sin coste (siempre y cuando dispongan de plazas libres en el mismo).
Mientras las distancias entre las aerolíneas low cost y las tradicionales se acorta, tendremos que seguir barajando ambas opciones en función de las necesidades particulares de cada viaje. Es posible que las diferencias sean menos relevantes en un futuro, pero todo dependerá de los pasos que dé cada una de ellas. ¿Seguirán las low cost luchando por ofrecer precios más bajos? ¿Se llegarán a especializar en viajes de empresa, ofreciendo más características para este público?
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